martes, 26 de mayo de 2009

IÑIGO

Iñigo Salvoch Hualde (35 años)
Cooperante en Anzaldo (Bolivia)
Jueves, 03/01/2008
El tributo a la pachamama
22:58 pm, Categorías del blog: Otros Temas

En este artículo de año nuevo no me queda sino un forzado flash back, pues hace seis meses que recibí el año, aunque fuera el 5514 del calendario andino. Aquella noche me desperté con el sonido de zampoñas y sicu-sicus. Al otro lado de la puerta me esperaban Grover, el Bolo, Ramón, Gregorio, Roberto y la cholita Dolores. En la noche más larga del hemisferio sur, con las estrellas columpiándose sobre nuestras cabezas, nos encaminamos hacia la punta de cuchiwachana, la más alta de los contornos. Allí iniciamos el ritual. Templados por los tragos de chicha y cauqui (alcohol), arrojamos a la madre tierra, pachamama, las hojas de coca y hasta le ofrecimos una llamita de plástico. Alli estuvimos esperando la salida del sol mientras castañeábamos de frío bajo nuestros ponchos. A decir verdad, esa fue la primera vez que se celebró el nuevo año andino en Anzaldo. Y nos prometimos que el siguiente mosoj wata (año nuevo) degollaríamos un cordero para dar mayor realismo a un rito que íbamos improvisando sobre la marcha. Con cierta solemnidad, fuimos uno a uno formulando nuestros deseos y agradecimientos en quechua. No me acuerdo muy bien de lo que logré articular. Solo conservo la felicidad del momento. La compañía de unos amigos que viven la intensidad del cambio. De unos amigos que, con mayor o menor fortuna, reinventan su propia historia fundiendo en un presente irrepetible las leyendas y los presagios, el pasado y el futuro, las esperanzas y los miedos.

Hoy me preparo para recibir un año que me ha traído lejos de Bolivia. Lejos de aquel momento mágico de la madrugada del 21 de junio. Ya no vivo en el 5514, sino el 2008, y con estas palabras cierro este blog. Sólo me cabe un propósito: A pesar de los casi 9.000 kilómetros de distancia, no olvidar la tierra a la que ya pertenezco. Es irremediable, el tributo que hay que pagar a la pachamama. Alguna vez lo oí: "La tierra te atrapa. Y entonces ya nada puedes hacer, porque perteneces a ella"


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Domingo, 23/12/2007
Una tregua para el api
23:28 pm, Categorías del blog: Temas semanales, Dulces navidades

Cuando el camión de reparto se interna por las calles de Anzaldo con su carga de botellas de cerveza y gaseosa atacadas de la risa por el cosquilleo de los baches, Doña Florencia apenas sí levanta la cabeza al escuchar el chirrido de frenos frente a la agencia del Jhonny. Ella es una de esas viejecitas de Anzaldo que parece superar la edad de todos sus vecinos juntos y que cada mañana se sienta en el quicio de su puerta para que el sol le caliente los huesos mientras espera con rostro beatífico a que la muerte acierte un día a pasar por su calle. No hace tantos años, Doña Florencia desplegaba el espíritu guerrero propio de una concejala respetada por sus vecinos hasta que un día algún desaprensivo, con el fin de evitar su voto en una moción de censura, la encerró en su casa con un candado en la puerta. Allí se acabó su labor pública. Seguro que nunca entendió los indignos procederes de estos nuevos tiempos y decidió dar carpetazo a la vida para refugiarse en el recuerdo.

Sólo hay una ocasión en la que Doña Florencia, a pesar de que la artritis le ha doblado ya los huesos, regresa a la plaza del pueblo. Cada año, en la medianoche del 24 de diciembre, aparece sentada en la puerta del templo detrás de una inmensa olla repleta de api, una bebida caliente facturada con maíz rojo y que no falta en los hogares bolivianos durante estas fiestas. Doña Florencia, se sobrepone al frío de la noche y a la atrofia de sus dedos para repartir entre la algarada de niños y mayores el api y los buñuelos que se han preparado esa tarde con la ayuda de otras personas. En un pueblo como Anzaldo, en el que la Navidad transcurre sin mayores alardes entre las tareas del campo y el pastoreo de las ovejas y los toros por los cerros, no se me ocurre mejor guiño a la vida. Así que este año sólo cabe desear que, entre tanta convulsión social y política, Bolivia tenga su "tregua" navideña para disfrutar de éste y de otros muchos apiecitos, desde los Andes hasta el Amazonas.
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Lunes, 17/12/2007
El caballo de Melgarejo
22:20 pm, Categorías del blog: Temas semanales, Otros Temas, Historia en piedra

Aunque gobernó Bolivia a finales del siglo XIX, pasó a la historia como un rufián. Del tipo en cuestión se dice que entregó parte del Mato-Grosso a Brasil a cambio de un caballo blanco y en uno de sus libros, el escritor Eduardo Galeano asegura que obligó a pasear al embajador inglés sentado en un burro y con las manos atadas a la espalda por despreciar una tutuma de chicha. Entre las exageraciones de la leyenda y la fidelidad de la historia, el general Mariano Melgarejo se ganó a pulso un puesto entre las páginas negras del país. Pero no lo suficiente como para que en su localidad natal, Tarata, a medio camino entre Anzaldo y Cochabamba, hayan plantado recientemente una estatua ecuestre del general en mitad de la carretera. La mole se encuentra al final de una recta de dos kilómetros y sirve de improvisada rotonda. El problema es que cuando alguien se despista no se sube a la rotonda, sino que como le ocurrió semanas atrás a un "trufi" (microbús) cargado de pasajeros, se empotra contra la base dejando un buen número de heridos a los pies de un caballo que, la verdad sea dicha, no parece blanco.

No ocurre lo mismo con el Cristo de la Concordia de Cochabamba, que se eleva sobre la ciudad como una réplica exacta del Cristo Redentor de Río, aunque con unos centimetros más de talla por aquello del prurito local. Pero también allí se expone uno al peligro pues hace unos meses se tuvo que cerrar el teleférico de acceso por el mal estado de los cables. Por fortuna, se dieron cuenta antes de que se rompieran. La estatua más simpática, sin embargo, es el cóndor que corona una columna en el mismo centro de la plaza 14 de septiembre. Bajo sus alas se dan cita todo tipo de charlatanes, artistas callejeros, limosneros y, por supuesto, manifestantes. La última protesta campesina me sorprendió en la plaza y allí, bajo el cóndor, miles de partidarios de Evo, entre los que saludé a un grupo de vecinos y estudiantes anzaldinos, quemaron las efigies de trapo de los cinco prefectos de los departamentos contrarios a la nueva constitución boliviana. La historia misma en la calle.


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Lunes, 10/12/2007
Sin luces ni taquígrafos
14:13 pm, Categorías del blog: Otros Temas, Sociedades


Nelson Virreira se dirige a las subcentrales campesinas de Anzaldo en un acto reciente.

Una noche asistí a una reunión del sindicato campesino en la comunidad quechua de Chilkani y la experiencia quedó grabada a fuego. No sé si fue por el choclito de maíz con que nos recibió Doña Marcelina en el patio de su casa cuando ya asomaba la luna, o por el sobrecogedor llamado del pututu, un cuerno de vaca que resonó lastimero por las cañadas y a cuyo eco aparecieron, poco a poco, hombres y mujeres. Lo que vino después no desmereció de los prolegómenos. Reunidos en un pequeño local a la luz de las velas, con una clandestinidad forzada por la inexistencia de tendido eléctrico, se fueron desgranando en lengua quechua los asuntos del día: un derrumbe en el camino y la solicitud de su arreglo a la alcaldía de Anzaldo, una recogida de firmas, la wawawasi o guardería… Todos los temas se abonaron con la participación entusiasta de cada uno de los presentes mientras el resto, enfundados en sus ponchos, asentía con su bolo de coca macerado lentamente en la boca.

El mundo andino se ha organizado desde antiguo desde la base. En los antiguos ayllus o territorios, cualquier aspecto de la vida se decidía de forma mancomunada con la supervisión de un maillcu o jilaqata (líder) que era elegido por un corto período de tiempo por sus vecinos. Nada de mandatos irrevocables ni referendos revocatorios. Este nivel de organización fue asimilado por los sindicatos campesinos tras la revolución de 1952 y, junto a las organizaciones territoriales de base (OTBs), constituye hoy día un contrapeso notable al poder político en todo el país. Además de las federaciones nacionales de campesinos, las de cocaleros, mineros y transportistas se reparten fuerzas, a veces más efectistas que efectivas, a la hora de poner en la cuerda floja a los que manejan las riendas del país desde La Paz.
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Iñigo Salvoch Hualde (35 años)
Superficie: 1.098.581 km². Población: 8.857.870 habitantes. Densidad: 8 h/km². PIB: 25.892 millones de dólares. Por habitante: 3.049 (el 126 del mundo). Moneda: Boliviano (1 euro=9.56 bolivianos). Índice de desarrollo humano: 113 del mundo. Lema: Morir antes que esclavos vivir. Presidente: Evo Morales.

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